Posts tagged Jesús R.G.

o algo así no tiene un titulo

Vista desde arriba la ciudad luce en paz. Muy muy en paz, pero sin tiempo de respirar o contemplar los terrenos ondulados desde lo alto del departamento. Sólo recordando breves escenas de colores policromos de poco tono, recordando a Luña quien me había dado varias cachetadas.

Una cachetada es un dulce plano que se dobla al menos 3 veces hasta volverse algo parecido a una paleta, a veces alguien de la primaria se llevaba unas bolsas y vendía cachetadas, estaba prohibido vender dulces en la primaria, de hecho creo que estaba prohibido que un estudiante vendiera algo. Quisiera decir que lo que recibí de Ángela fue eso, pero estaría mintiendo con ustedes y conmigo. Las cachetadas fueron muy pesadas, se me enrojecieron las mejillas, no por las múltiples bofetadas en la cara, sino por la vergüenza de que me vieran siendo golpeado por una mujer, enfrente de mis compañeros de clase.

Tú vendes cachetadas y lo miras todo, la cara roja del muchacho y la muchacha ofendida dirigiéndose a un puente, piensas en los escalones que subirá y las lágrimas que retendrá hasta llegar a su habitación. Te agarran de los pantalones con el director y te dicen lo corrupto que serás en un futuro y como le incomodaras a alguien.

o algo así … no lo acabe sinceramente. 

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Acompañado

Me desperté en una de las casa viejas de Higueras. No quería despertarme, pero me desperté, me vestí y junto a mi mamá y mis dos tías, Tere y Tita; tocábamos el timbre de mi tía Lupina. Nos recibió de una manera apresurada a servirnos, y no pregunto si quería una soda, sólo me la dio.
Mi mamá hablaba por teléfono con mis hermanos y mis tías hablaban del trabajo de Lupina, de Jesús, de Gringo, Alicia, Rosaura, Valentín, fotos de la familia por parte de los Vidaurrí, el gobernador, la nueva tele de Lupina, sus nietos, Chacho, la enfermedad de su esposa, la tristeza. Luego mi mamá acabó su conversación por teléfono y hablo con mis tías. de Gringo, la casa, Alicia Rosaura, Valentín, sus tristezas, lo colorado se su piel, los nuevos sofás de Lupina, Chacho, Toño, Trabajar.
Yo estaba sentado acabándome las hojarascas y viendo la tele apagada de mi Tía, me veía en el reflejo, movía mis manos para ver cómo se movían en la tele. Y así fue por 20 minutos volteé a ver a mis tías. Mi tía Tere hablo de su esposo difunto y el casino junto con Tita. Volteé al televisor por otros 5 minutos.
Mamá hablo por teléfono, escuché a un Jaime, el nombre de Debanhi. Volteé y vi mi tía felicitando a Lupina por lo trabajadora que es y por sus hijos y nietos. Dijo textualmente después de felicitarla “Porque mírame a mí, yo no tengo ni quien me levante cuando sea vieja, ni quien me recuerde”. Vi su ojo izquierdo humedecerse. Y le dije: “Toda persona que trabaja tiene el derecho de ser recordada”.
Mamá cuelga el celular y le habla de Cristina y Regina, su quinceaños, que hablo con Jaime, que se encuentra bien, que ahí anda trabajando, de Lulú, Hortensia, Mauro, Beto, Chacho, una foto, la casa.

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“Cerrar y Abrir” por Jesús Reyna González

Debajo de los ladrillos se escondían los huesos de algunos visitantes que tenían el valor, o más bien la torpeza y mala suerte de caminar sobre ellos. Para las 16:40 estaría cojeando, deseoso de salir de la casa. Para el momento en que visité a Chuy se fue la luz. Para otras casas no.  Viendo varias fotos de un niño con lentes y sin sonrisa, Chuy saco un pedazo de pastel del refrigerador y un cuchillo. El viento soplaba muy fuerte,  parecía que las cortinas estaban hechas para colgarse horizontalmente. Los sonidos de la casa casi vacía eran meramente perceptibles.  El viento que se había metido involuntariamente, gritaba de manera desesperada para salir velozmente de las puertas y ventanas. No había ninguna posibilidad de salir de la tormenta, me tendría que quedar un rato más.  El pastel de fresa estaba delicioso pero la silla casi incomoda me tiraba de mi posición. Mis piernas se durmieron por la necedad de sentarme,  sin duda había sido el visitante más reciente después de unos cuantos años. No podía recordar bien si la casa se movía, o si yo me movía, o tal vez ambos. Cerraba los ojos muy rápidamente para quedarme despierto, pero pesaban más. Cerré uno y luego el otro lentamente. Al despertarme de un sueño en dónde me vi afuera de la casa, vi a Chuy observándome con sus anteojos rojos y su cara arrugada. Cerré y volví a abrir mis ojos, y encontré a Jesucristo crucificado al volverlos a cerrar. Chuy parecía querer sonreír, pero su mirada estaba pérdida y su mano temblando con el cuchillo. Volví a cerrar los ojos por un largo tiempo. 

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La negra por Jesús Reyna González

Se llama Susana Morrocon,  pero nadie sabe muy bien por qué le dicen la negra.  Primer día de clases con la baba seca y de color blancuzco, me encontraba limpiando mis labios. Los bebederos yacían ahí, estables, firmes, descansando, siempre ahí en un mismo lugar. Así estaba yo en la misma esquina con mis compañeros. Firmes, estables, ahí en un mismo lugar, descansando al lado del bebedero. La posición de nuestros pies en la pared llama la atención de los señoras de dirección uno que otro maestro de historia el primer día de clases, como todos los primeros y siguientes grados. Los maestros de historia no eran bebederos. Eran como las sillas siempre moviéndose de un lado a otro, movidos por los estudiantes. La negra pasaba siempre a beber agua en el cambio de clases. No la considero negra sino aperlada. Pero era un gusto ver a la negra limpiarse los labios grandes y morados. La negra no es una silla a pesar de que se mueva y la muevan. La negra es algo que no se encuentra adentro de un salón en la escuela, ese algo que siempre te hace mirar una estupidez pasando en la calle por una ventana. Aun así la negra es tachada de estúpida sin posición estable, sola, al lado del bebedero.

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Posiblemente imposible por Jesús Reyna González

Nos gustábamos y según ella me quería regalar dos cosas que en realidad no eran fáciles de entregar. Mar y sol. No niego que esto se vuelve posible pero ¿realmente ofrece eso? Lo que dijo lo dijo y se prometió. No estoy seguro si se refería a su nombre, a la canción de las bocinas o simplemente darme mar y sol.

Para mi amiga Marisol una vieja charla relativa, no bien unida al escribirse. No me hagas caso te quiero :).

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Mientras Sobrevivo por Jesús Reyna González (incompleta)

“Te quiero, pero no me pierdas”

“No me pierdas en el amanecer”

Se escuchaba en tono distante con eco y estática pero aun así pude escuchar esa canción. Cuál autor no sabía y tal vez nunca sabré, pero la música venía del departamento que estaba enfrente de mi ventana.

El departamento 8 no estaba bien hecho como todas las de la esquina, No muchos usaban el gas porque había fugas y la electricidad se iba de vez en cuando  en la noche. Por lo cual la familia “Reyna de Castillo” entre ellos mismos y sus sonidos eran como un foco para ver por dónde estaban los cuartos con excepción del baño que era la ciudad de oro para esos españoles.

Había 4 integrantes en la casa  y una sombra humana que siempre se encontraba en una esquina distante de la familia, excepto cuando todos iban a comer, la verdad nunca pude ver la cocina pero apuesto que era del mismo color oxidado como el de mi apartamento.

Ellos nunca se comunicaban como nosotros en mi casa, bueno como yo antes en mi casa. Hablaban con gestos casi imprescindibles y también usaban un poco de telepática. Son muy peculiares e interesantes, tuve la suerte de encontrármelos por la ventana, también la suerte de que mi hermana me abriera las cortinas.

Era muy probable que la música viniera de la radio de Lucero. Su cuarto estaba lleno de mugrerío, Colchas usadas, calcetas, calzones, brasieres, el plástico que quedaba de la comida y productos cosméticos que compraba. Ellas es tan falsa que es verdadera, es tan niña que podrías pensar que no es un ser humano verdadero pero ella es así “La falsa verdad” le llamo yo. Para su rutina diaria es necesario tener a su alrededor ese mugrerío. Se levanta se pone perfume, se prueba ropa se maquilla y todo lo hace en no menos de 3 horas, para luego apurarse en 2 minutos a comer e ir al colegio con su uniforme. Cuando hace todo esto, habla con su reflejo adornada con flores oxidadas. Ella esta oxidada, sus piernas se les están deteriorando por tanto peso corporal y material, su cura ante este problema es comprar más pulseras y collares  que solo la dejan jorobada y ahora se sienta más a menudo que nunca, mientras el espejo le muestra un cuerpo delgado y pequeño como el de la sobra, lo cual es una verdad que en ella parece falsa.

Su hermano Marcelo es un galán con las tijeras, solía tener el pelo largo aun así lo tiene corto y delgado como el de un recién nacido. Él tiene un concepto muy diferente al de su hermana “mientras menos tapado más atractivo”,  su cuarto esta vacío  tiene una cama, un espejo y una mesa. Siempre esta desnudo en su cuarto  y siempre se ve en el espejo al igual que su hermana. Tiene el pelo castaño pero cuando se lo corta se vuelve más brilloso, pasó de ser del color de sus ojos a un foco muy brillante. Él mismo se corta el pelo y lo deja en el suelo la casa no se ha limpiado en 6 años, por lo cual siempre se encuentran pelos de él en todas partes excepto en su cabeza. Pero hoy no, hoy lloro mucho,  se corto de más el pelo que su luz se apagó por completo y el cuarto se escureció con el brillo que salía de la luna. Hoy se puso ropa y saco 17 bolsas de basura llenas de pelo de su cuarto.

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